Quinto día. Migrant tour.

 En principio el título parece un poco extraño, incluso el planteamiento que nos hicieron al principio del curso daba a entender que sería la habitual visita turística en la que nos "enseñarían" cómo viven los inmigrantes, como quien visita un museo o un parque natural. Sin embargo, ha resultado ser la actividad más interesante del curso. La idea es realizar una visita por algunos lugares de Bolonia, pero vistos desde la perspectiva de las personas migrantes. No hemos visto el centro histórico, pero tampoco hemos ido a ver cómo viven los migrantes. Han sido los ojos de Ali, un inmigrante pakistaní de segunda generación, quienes nos han guiado por esta nueva Bolonia, la que no visitan los turistas.

Empezamos en los restos de la muralla de la ciudad, desde una de las antiguas puertas que, dado el crecimiento de la ciudad en el siglo XIX, dejaron de tener sentido. Bolonia se expandió, llegaron personas del sur de Italia a trabajar en las fábricas, y surgió "Bolognina", la ciudad que hoy hemos conocido. Destaco dos paralelismos importantes: Por un lado, la evolución histórica de Bolonia ligada a la industrialización, algo semejante a lo que ocurrió en Elche. Por otro, la presencia de las murallas, esas barreras que limitaban el acceso a las ciudades, con una justificación defensiva y a la vez recaudatoria. Cuando las ciudades necesitaron trabajadores, fueron derribadas y las ciudades crecieron. Ahora no son necesarias, se conservan como restos de algo que fue, pero en Europa seguimos protegiéndonos, seguimos levantando vallas y fronteras que limitan el acceso de esas personas que como Ali o su familia intentan buscar un mundo mejor.


 Antigua muralla de Bolonia y puerta de acceso a la ciudad


                                    

Vallas de Ceuta y Melilla, puerta de acceso a Europa



 Hemos visitado diferentes lugares, como la escuela o el mercado. El guía nos ha contado su historia, muchas anécdotas, y ha contestado todas las dudas que le hemos planteado. A nivel personal, me ha parecido muy interesante la idea de ver la parte de la ciudad que normalmente no vemos, que quien nos guíe y acompañe sea una persona migrante y europea, pakistaní e italiano a la vez, que los protagonistas sean ellos y no nosotros. Me gustaría también destacar que durante el recorrido, en las paradas que hemos ido haciendo, varias personas italianas se han parado a ver quiénes éramos y qué estábamos haciendo allí. No han mostrado rechazo en ningún momento, pero sí curiosidad. No debe ser habitual ver turistas en ese barrio, ni que sea un pakistaní el que muestre la ciudad a un grupo. Quizá podría ser interesante plantear recorridos de este tipo en nuestra ciudad.


 




Después hemos comido en un restaurante africano en Bolognina, y hemos terminado con la valoración del curso y la entrega de dipolomas.

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